miércoles, 23 de enero de 2008

Historias e ilustraciones de inspiración japonesa

HISTORIAS E ILUSTRACIONES DE INSPIRACIÓN JAPONESA
Producido y dirigido por ILICH ROIMESER



LOS HERMANOS PERDIDOS

Perdidos en el atardecer oriental, olvidados por todos. De tez amarillenta, los hermanos lloran en el humedo frio otoñal.
Los ruidos en la oscuridad se convierten en horribles gritos de bestias carnivoras sedientas de sangre para los oidos de los dos chicos, que abrazados intentan conservar el escaso calor corporal que se proporcionan mutuamente.
La soledad, el único conocimiento, el uno del otro y el del otro hacia el uno convertirá la relación de estos puros hermanos en una relación de pecado.



HERMANOS

La decoración azul de las paredes, la comodidad de los tatamis, el calor corporal, una pequeña lumbre que sirve para calenta el pobre plato de verduras con el que se tendrán que contentar los hermanos. Si el hermano menor se quedase con hambre, el mayor ya lo habrá previsto y habrá guardado parte de su ración.
En épocas de hambruna el amor les hará sobrevivir.




EL PERRO Y LA SOLEDAD


Moteado, de raza irreconocible, sucio pero cariñoso. El perro del niño, y el niño del perro.
Inseparables, juntos al dormir, juntos al despertarse, juntos para las alegrías y juntos para las tristezas, juntos a la hora de comer y juntos para pasar hambre. Lo comparten todo.
El perro morirá pronto, posiblemente antes que el niño.
El niño quedará solo en el mundo.
Un mundo cruel.



EL DESTIERRO O EL EXILIO


Desterrados de un pueblo de indeseables. El destierro es un premio para ellos. Más que destierro se lo han tomado como exilio. Una vida mejor les espera al otro lado de las montañas. El deseo para ellos es llegar a cualquier lugar, suponen que cualquier lugar será mejor.
No saben que el país está en guerra, que el pueblo de indesables ya no existe, que ellos son la única descendencia de un pueblo de campesinos que se perderá en el olvido.




PRONTO ENCONTRARÁS UN GRAN AMOR



La pitonisa se confundía. Su acompañante o compañero lo sabía, pero no dijo nada.
El futuro de alguien se podía torcer, y todo por la predicción de una mujer que dió su opinión cuando nadie le preguntó.
Las fuerzas mentales se debilitan y fallan, sencillamente... fallan.




EL PERRO Y EL MUERTO


Los muertos por la peste estaban enterrados todos juntos en un campo a unos kilómetros del pueblo.
El niño y el perro un día se acercaron dando un paseo. Cuando estuvieron cerca, el perro se sentió atraido pos el fuerte olor que desprendía la gran fosa común.
La enfermedad que creían erradicada volvería al pueblo en forma de perro.
El niño lo sabía, pero no dijo nada.
El perro mordió a una niña.
La niña murió.
Los aldeanos mataron al perró.
El niño huyó.




LA MUERTA Y SU HIJA


Encerradas en la oscuridad de su hogar. La tristeza, la soledad y el desconcierto abruman a la niña que lleva días sin comer, sin separar los ojos de su difunta madre.
La madre, ya con un color azulado en el rostro, tiene sangre reseca que le sale de la boca y la nariz. Empieza a desprender un olor a pudredumbre que solo el amor de una hija desesperada puede soportar.
La muerte vive en el hogar, triste hogar.



JUEGOS DE NIÑOS


Juegos inocentes en la ondonada en medio del bosque.
Juegos inocentes de tristes criaturas hambrientas.
Un perro les acompaña.
Tristes miradas acompañan sus juegos infantiles. Tristes recuerdos interrumpen su afligida diversión.
Disimuladas risas para no entorpecer la melancolía.
Demasiados malos recuerdos para tan pocos años de vida.




EL TRABAJO


Las ropas sucias de color tierra, los rostros sudorosos y las expresiones de fatiga.
Los chicos entonan canciones de ritmo militar, su camino al trabajo se hace pesado y a desgana.
Son pocos años para tan pesada labor.
El trabajo en el campo es duro y y la fatiga acumulada no se puede disimular. Pero es ahora o nunca. Es una cuesta arriba y a contrareloj.
El próximo mes llegan las inundaciones y tiene que estar la labor terminada. Dura labor para tan sensibles manos. Las más mayores no suman ni veinte años entre las dos.



MUERTE A LOS HOLGAZANES


En la pequeña aldea los mayores mandan y los niños trabajan.
La tiranía.
Los niños son mandados cada mañana a los arrozales a trabajar. Les acompaña un grupo de adultos con la finalidad de controlarles.
El que no trabaje es castigado.
La rebelión de los niños es imposible.
Su único sueño es ser ellos los mayores.




LA JOVEN DEL LAGO


Preciosa ella, grandes y atentos ojos a la espera. Piel suave, sucia y moteada. Pelo incesantemente rebuelto y ondulante.
Inmóvil, eternamente excitante, impacible, hermosa hasta el fin de los tiempos.
Hundida en el lago, hasta que el pescador de sus sueños la rescate y al fin le de una digna muerte.




LA MUERTA


Una figura tenue aparece todas las noches, desde la oscuridad hacia la luz de las estrellas.
Se pasea por las calles desiertas, buscando compasión, esperando que alguien la perdone, o la compadezca, que alguien termine con su suplicio.
Su pobre alma esta encerrada en un cuerpo putrefacto, que solo reluce por las noches.
Su pobre alma está encerrada en una vida de soledad y crueldad, sin descanso posible, sin perdón ni piedad aparente.
Nadie sabe de donde viene, ni como murió, ni donde, ni como hacerlo para ayudarla.




PUEBLO MALDITO



Los orines se deslizaban pared abajo. Las manchas de sangre resecas junto a las de humedad.
Largos días de espera en un pueblo maldecido por el odio y la injusticia.
Pronta estaba la huida.
Pronta creían la libertad.
La sangre y la mierda corría por las calles y los animales aguardaban escondidos.




AGONÍA



Peor que la muerte, es esperar a morir.
Sin enfermedad alguna, esperar la muerte, es peor que morir. Peor que estar muerto.




Texto e ilistraciones de Ilich Roimeser inspirados en la novela de Kenzaburo Oé "Arrancad las semillas, fusilad a los niños".